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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Por tierras de Cabo Prioriño, Ferrol

El Cabo Prioriño se encuentra justo en la entrada de la Ría de Ferrol.  El cabo se divide en su extremo en dos puntas denominadas Cabo Prioriño Grande orientado hacia el Oeste y el Cabo Prioriño Chico, que mira al Sur. Este último es el que está junto al Puerto Exterior, donde está el antiguo faro. La altura más elevada de estos cabos no supera los 70 metros.

El Faro de Cabo Prioriño se construyó en 1854. Su altura sobre el nivel del mar es de casi 30 metros y tiene un alcance de 23 millas marinas. Está formado por una torre octogonal de sillería de unos 5 metros de altitud, lo que coloca a la linterna a una altura aproximada de 35 metros sobre el mar. La cubierta de la linterna es de fundición metálica y está coronada por una rosa de los vientos. La parte superior de la torre consta de un pasillo protegido por una barandilla metálica. Esta torre está incrustada en una base rectangular de dos pisos, dotada de una terraza a la altura de la linterna.


La base es una casa rústica que está habitada por una farera que se encarga del mantenimiento de los faros de Cabo Prioriño, Cabo Prior y Punta Frouxeira, así como de la baliza de Mugardos, de varias boyas y de casi treinta luces marítimas a lo largo de la Ría de Ferrol y la Costa Ártabra. El interior de estos faros no es visitable.


Entre el Cabo Prioriño Grande y el Cabo Prioriño Chico está la estación depuradora de aguas residuales de Cabo Prioriño. Este E.D.A.R que funciona por Biofiltración da servicio a los concellos de Ferrol, Narón y Neda.

También existen en la zona los restos de dos baterías del siglo XVIII, la de Punta Viñas y la de Prioriño Chico.

Muy próximo al Cabo Prioriño, está la aldea del Pieiro, desde cuya parte alta hay los restos de una antigua batería militar abandonada, que cuenta con buenas vistas a la primera playa ferrolana de mar abierto, la playa de Doniños que se ve a la derecha, más al fondo está el Cabo Prior.

En días despejados desde Cabo Prioriño se puede ver perfectamente la Torre de Hércules en La Coruña.

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miércoles, 8 de noviembre de 2017

Oenach Atlántico, Sedes, Narón

"Oenach" es el lugar de reunión o feria que celebraban estacionalmente los pueblos celtas. La palabra es de origen gaélico, con el significado de "asamblea o celebración", define un espacio donde se establecían alianzas militares, operaciones mercantiles y matrimonios.

El ayuntamiento de Narón (A Coruña), por medio del Padroado de Cultura, se esfuerza desde hace 14 años, y a finales del mes de julio, en organizar el Oenach Atlántico, que es la recreación de una aldea castreña, y monta a su alrededor toda una serie de actos que mantengan vivas diferentes tradiciones rurales gallegas. 
 

El principal trabajo es el realizado por el Oenach 13 (la parroquia se llama O Trece), ques una asociación de Sedes, una pequeña parroquia de este ayuntamiento, cuyos vecinos se vuelcan año tras año en este evento, con el apoyo municipal. La organización instala un mercadillo de artesanos. La comida es de la época, pudiéndose degustar la carne de especies como el porco celta, el pollo de Mo o el jurelo lañado.

Todo ello se ameniza con representaciones teatrales que tratan de mostrar cómo era la vida en la época celta. Se hacen exhibiciones de deportes rurales propios de Galicia y de otras comunidades como Cantabria o Euskadi (demostraciones de pulsos ártabros, corte de troncos con hacha, serrados con tronzador, lanzamientos de piedras y carreras con peso. Es un evento ideal para revivir la época celta y disfrutar en un entorno propio de tiempos antiguos.
Hay una serie de pallozas en todo el campo, una de ellas pertrechada con todos los utensilios y mobiliario que tenían esas míticas construcciones de los celtas:

Como curiosidad, el Oenach Atlántico es visitado cada año por una representación del Arde Lucus.

El espacio donde se celebra el Oenach, es un lugar que evoca tiempos pretéritos, donde el ser humano estaba en conexión constante e íntima con el medio natural, algo que falta en el mundo actual y que es el origen de muchos males que nos aquejan como especie. El hombre antiguo conocía los ritmos de la tierra y del cielo y se adaptaba a ellos, nunca al revés.



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