El suceso acaecido un jueves 17 de octubre de 1957, cuando el destructor Ciscar (perteneciente a la clase Churruca) varó a la entrada de la ría de Ferrol debido a la intensa niebla.
Los cronistas del ABC indicaban que el buque varó en las piedras junto a la altura del Castillo de San Cristobal, justo donde se produce el estrechamiento del canal de entrada. El buque se perdió rápidamente al montar sobre las piedras e inundarse las cámaras de máquinas y de calderas. Al estar el buque a muy pocos metros de la costa no hubo de lamentar ninguna pérdida de vidas humanas.
Según la documentación oficial consultada, el problema tuvo su origen en el fenómeno de superrefracción experimentado en el radar cuando entraba en la ría de Ferrol con una visibilidad prácticamente nula debido a la niebla. En ese momento el buque estaba al mando del Capitán de Fragata Pedro Martínez-Albial.
El diario ABC, en su edición de dos días más tarde, minimizó
la pérdida argumentando que se trataba «de un destructor de más de 30 años de
servicios que por su mal estado y falta de eficiencia militar fue dado de baja
de la Flota, y actualmente solamente prestaba servicio muy reducido en la
Escuela Naval de Marín [...] pendiente únicamente de dictarse las órdenes para
su desguace...». Vamos, que poco menos que fue una suerte que se perdiera.