La Corbeta Ferrolana fue la última corbeta de vela botada en los Reales Astilleros de Esteiro en Ferrol, botada a las tres de la tarde del 20 de febrero de 1848, fue terminada a finales de diciembre del año 1848, constituyendo la construcción número 142 de dichos astilleros. Se trataba de una corbeta de 30 cañones que se realizó según los planos de la corbeta Villa de Bilbao (construida en Londres en 1845).
La Corbeta Ferrolana medía 48,46 metros de eslora, 13 de manga y 6 de puntal. Iba armada con 32 cañones, 2 bomberos de 68 libras, 28 de 32 libras (18 largos y 10 cortos), 1 de 12 libras y 1 de 4 libras. La arboladura era igual a las de las navíos y fragatas, tres palos con velas cuadras, rectangulares, para navegar como sus hermanos mayores siempre mejor con vientos largos o portantes que les facilitara el buen avance
Entre 1849 y y 1852, la corbeta Ferrolana, que fue la última nave de la Armada Española propulsada únicamente a vela, viajó alrededor del mundo para mostrar el pabellón ante nuestras antiguas posesiones ultramarinas, con el fin de mejorar las relaciones con los recién nacidos países de lengua española.
El viaje de circunnavegación para el que fue designada por real orden del 7 de julio de 1849, bajo el mando de del capitán de navío José María de Quesada y Bardalonga. Zarpa del puerto de Cádiz el 5 de octubre de 1849 y pone rumbo al Cabo de Buena Esperanza, para pasar al océano Índico con rumbo a Manila (Filipinas), tocando en varios puertos de India, China e Indonesia. Regresó a España por el océano Pacífico, recalando en Australia, Callao (Perú), Guayaquil (Ecuador) y Valparaíso (Chile). Antes de llegar a Cádiz entró en el puerto de Montevideo (Uruguay). En los diferentes puertos que recaló mostró el pabellón español, mejorando las relaciones diplomáticas con diversas naciones. Cuando entró en Callao, el 6 de julio de 1850, era el primero buque de guerra español que entraba en puerto tras la independencia de Perú. Cuando llegó a este puerto, el gobierno español no había reconocido todavía su independencia y el comandante Quesada tuvo que negociar la entrada en puerto. Entró en Montevideo el 3 de diciembre de 1850 procedente de Valparaíso. Regresó a Cádiz el 11 de marzo de 1852.