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sábado, 23 de marzo de 2013

Calamar Gigante en el Museo de Historia Natural

El Museo de la Historia Natural de Ferrol (perteneciente a la Sociedade Galega de Historia Natural,  S.G.H.N.) alberga desde hace años un enorme Calamar Gigante (architeuthis dux) expuesto al público metido en alcohol, se trata de una cría hembra de solo 90 Kg que fue capturada en el año 2001 en San Cosme de Barreiros, en la costa de Lugo.

El Architeuthis es un género de cefalópodos del orden Teuthida conocidos vulgarmente como calamares gigantes. Se cree que incluye unas ocho especies. pero varios grupos científicos defienden que solamente existe una.

Consideradas criaturas míticas, son animales marinos de inmersión profunda que alcanzan dimensiones extraordinarias; recientes estimaciones sugieren un máximo de 10 m para los machos y hasta 14 m para las hembras. Se ha especulado sobre la existencia de ejemplares de mucho más de veinte metros y media tonelada de peso, aunque esto no ha podido ser confirmado fehacientemente. Uno de los mayores especímenes fue una hembra de casi 18 metros de largo, cuyo cadáver quedó varado en una playa de Nueva Zelanda, en 1887. También existe mención de otro ejemplar capturado accidentalmente en el año 1933, en aguas neozelandesas, de 21 metros de largo y 275 kg de peso.
 
Con un diámetro de hasta 25 cm, el Architeuthis dux es considerado el animal con los ojos más grandes, aunque se cree que el calamar colosal podría tenerlos aún más grande. Estos ojos carecen de membrana córnea (ojos oegópsidos), igual que las otras especies de potas y voladores, a diferencia de los calamares verdaderos que la tienen. Los cefalópodos se distinguen del resto de los invertebrados por poseer un complicado sistema visual. Tanto el sistema visual de los cefalópodos como el de los vertebrados son un ejemplo de evolución convergente. Esto significa que ambos grupos de animales son semejantes, pero su habilidad para ver se desarrolló por separado en cada grupo. De hecho, si comparamos los ojos de un calamar con los nuestros, encontramos notables diferencias en cuanto a su anatomía. Tanto los calamares como los humanos tienen ojos simples, con pupilas, iris y retina.

La tasa de crecimiento de un calamar gigante es extraordinariamente rápida. Crecen 3-5 cm/día, es el animal con la tasa de crecimiento más rápida, de ahí que en pocos años tengan ese tamaño descomunal. Particularmente su longitud total, ha sido frecuentemente exagerada. Hay observaciones de especímenes que miden mucho más de los 22 m de longitud, pero nunca se ha documentado científicamente. Tales longitudes quizás se confundan debido a las grandísimas extensiones de sus dos tentáculos para alimentarse, análogos a bandas elásticas. El ejemplar de 1887 realmente medía 16,5 metros, lo restante es consecuencia de este estiramiento post mortem.

El calamar gigante alcanza tamaños considerables, con registros de largo del manto (LM) superiores a 4,5 m, largo total de la mayoría de los registros de 6 a 13 m. Este género presenta un dimorfismo sexual pronunciado. El peso máximo se estima en 312 kg hembras, y 178 kg en machos. Los machos tienen una vida más corta que las hembras y maduran sexualmente más tempranamente, se estima que los machos viven en torno a un año y las hembras les duplican o triplican los años.
 
Aunque el calamar gigante tiene ocho brazos, son los dos tentáculos más largos los que le sirven para capturar las presas, pudiendo llegar a 12 m de largo. Cada tentáculo está equipado con ventosas, las cuales presentan una especie de anillo con dientes. Mientras que estos hacen succión, los dientes se clavan en la piel de la víctima, proporcionando así una mayor seguridad a la hora de acechar a sus presas. La boca de los calamares se parece bastante al pico de un loro. La lengua está equipada con un órgano llamado rádula, encargado de trocear la presa antes de que pase al esófago para que pueda ser digerida.
En los estudios realizados de alimentación, en sus estómagos se han encontrado un alto porcentaje de bacaladillo y otros peces. Las últimas necropsias también revelan restos de pequeños crustáceos. Por otro lado, los calamares son el bocado predilecto de los cachalotes, los cuales descienden hasta la zona abisal (más de 1.000 m) para hacerse con su carne, dando así origen a titánicas peleas submarinas. También son el alimento de peces óseos y cartilaginosos de profundidad y de aves marinas como el albatros.

El desplazamiento de los calamares gigantes del género Architeuthis Dux se efectúa mediante su sifón, algo parecido a un sistema de “propulsión a chorro”. Las dos pequeñas aletas que tienen en el manto les sirven como estabilizadores.

Por sus proporciones, los calamares gigantes fuera del agua son, de manera indiscutible, realmente pesados, sin embargo en el agua poseen una flotabilidad neutra. Esto se debe a una alta concentración de iones de amonio en sus músculos. Los iones amonio son más livianos que el agua de mar, por lo cual el animal puede mantener el nivel en el agua sin necesidad de un alto gasto energético nadando constantemente. Aunque el amonio es tóxico para la mayoría de los animales, y debe ser desechado en forma de urea, o ácido úrico, el calamar de alguna forma aún desconocida para nosotros, acumula esta sustancia tóxica sin ser dañado. Por esta razón para nosotros es tóxica la carne de este cefalópodo, en cambio para el cachalote no lo es.


Fuentes:
- Un calamar gigante hallado en Foz, estrella del Museo da Natureza de Ferrol
- Un calamar entre algodones

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