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martes, 7 de enero de 2020

Faro de la Frouxeira

El faro de la Frouxeira se encuentra ubicado en la punta de la Frouxeira, de la que toma el nombre, construido en 1992 con un diseño vanguardista totalmente diferente al de los tradicionales. El faro comenzó a funcionar, a prueba, en Junio de 1994, pasando a ser definitivo en Noviembre de 1994. En el año 2008 sufrió una profunda transformación.

Este faro cuenta con un diseño innovador y vanguardista, muy diferente al resto de faros de Galicia. Es un faro automático con un alcance de 23 millas marinas. La torre tiene una altura de 30 metros y el plano focal está a 75 metros sobre el nivel del mar. 

El faro funciona con una óptica giratoria ODAS 500 compuesta de 7 paneles, 5 de ellos son lentes Fresnel de metacrilato para dar los destellos y 2 son ciegos para dar la ocultación larga, montada sobre un plato accionado por dos motores electromagnéticos, en su interior se sitúa un cambiador en "V" con lámparas Philips de 220V y 1000 W Halógenas. Lleva también dos grupos electrógenos Lombardini de 3000 r.p.m. y 380/220V, como reserva ante un fallo de suministro en la red eléctrica.

Fue totalmente monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control existente en la Autoridad Portuaria de Ferrol - San Ciprián, todos los trabajos fueron ejecutados por la Maquinista Valenciana.

El faro se encuentra en la localidad de Meirás siendo otra localidad próxima y de gran interés turístico la de Valdoviño. En torno a la figura rectilínea del faro, al nordeste, un amplio arenal cierra la llanura en la que se asienta la Lagoa Frouxeira, un importante espacio natural y una de las playas mas concurridas en el verano. Al sudoeste, los acantilados de O Porto sobre los que se asienta la ermita de su nombre, desde donde se puede caminar hasta la playa de los Botes, y admirar toda la belleza escondida en los salientes rocosos, desde los que se hace posible la práctica de la pesca.

La costa de Meirás en las inmediaciones de Punta Frouxeira es un lugar muy peligroso, en la que a lo largo de los años se ha cobrado muchas victimas mortales. Se tratan casi siempre de personas que se acercan a este punto a contemplar las olas del mar cuando éste se enfurece en los duros temporales de invierno.

La altura del acantilado da la falsa impresión de seguridad, y es cuando llega una ola mucho más grande que las anteriores, la que arrastra a las personas allí localizadas acantilado abajo hasta el mar, donde les espera una muerte casi segura.
 


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