La ballena franca glacial también conocida como ballena vasca (Eubalaena glacialis) es un animal mamífero y una especie de cetáceo misticeto de la familia de los balénidos. Se trata de una ballena barbada, una de las tres especies de ballenas francas, pertenecientes al género Eubalaena, las cuales fueron anteriormente clasificadas como una sola especie. Su denominación de "francas" se debe a que los balleneros pensaban que eran las ballenas "correctas" o "francas" para cazar, debido principalmente a que ellas flotan cuando mueren. Debido a su naturaleza dócil, sus comportamientos lentos en la superficie, hacen que sea presa fácil para los humanos desde tiempos muy antiguos. Produciendo altos rendimientos de aceite de ballena, las ballenas francas fueron una vez objetivo preferente para los balleneros vascos. En la actualidad, se encuentran entre las ballenas más amenazadas en el mundo.
Antiguamente era frecuente encontrarla en zonas de aguas poco profundas de la costa Cantábrica y Gallega, ya que solían aparecer en el interior de las rías y bahías. Su ciclo anual ocupa dos tipos de hábitats; en verano se desplazaba hacia aguas frías del Atlántico norte ricas en zooplacton. Mientras que en invierno las hembras preñadas emigraban hacia aguas más cálidas y allí era donde tenían lugar los partos, y criaban los ballenatos en sus primeros meses. La última observación de esta especie en Galicia fue en Estaca de Bares en el año 1993 (Arcos, F. and Mosquera, I. 1993. Observaciòn d’un exemplar de baleabasca, Eubalaena glacialis, en Galicia. Eubalaena). También Pescadores de la zona colindante entre Galicia y Asturias, afirman haber visto recientemente en varias ocasiones una ballena oscura de vientre blanco, saltando cerca de costa, y que por la descripción podría tratarse de un ejemplar de ballena vasca.
En la actualidad se estima que existen alrededor de 400 ejemplares en el oeste del Atlántico Norte. En el este del Atlántico Norte hay una población muy escasa, los científicos creen que ya puede estar funcionalmente extinta de este lado del océano Atlántico.
La ballena franca glacial tiene una longitud aproximada de 14 a 18 metros, aunque puede alcanzar los 24 metros, un tercio de los cuales corresponde a la cabeza. Pesa entre 36 y 72 toneladas. Las hembras son mas grandes que los machos. Su esperanza de vida es de 70 años o más.
Las ballenas francas se alimentan principalmente de copépodos y otros pequeños invertebrados como el krill, pterópodos y larvas de percebes.
La piel, es negra en el dorso y blanca en la zona del mentón. Tiene una mandíbula recurvada, con el extremo anterior dirigido hacia abajo. Con engrosamientos o callosidades de color claro en la cabeza que varían en tamaño, grosor y posición, lo que permite su identificación individual. La coloración es negra en los adultos con una mancha ventral blanca en algunos ejemplares. En su boca cuelgan 300 barbas de más de 3 metros de longitud. No posee aleta dorsal ni pliegues en la garganta.
Al igual que con todas las ballenas francas no tienen una aleta dorsal. El color es uniforme negro. En la ballena franca, es común la presencia de parásitos viven principalmente en las callosidades de la cabeza del animal. Los racimos de piojos de ballena, que tienen color blanco, contrastan con la piel oscura de la ballena y ayudan por tanto a los investigadores a identificar a especímenes individuales debido a la forma única de estas formaciones en cada individuo. Los piojos se alimentan principalmente de algas que se adhieren al cuerpo del huésped. También se alimentan de la piel descamada de su huésped y con frecuencia de las heridas y piel normal. Ello puede causar daño a la piel, pero no es causa de afecciones importantes. El desarrollo de estos parásitos se encuentra estrechamente relacionada con el patrón de vida de su huésped. La distribución de varias especies de piojo refleja los hábitos migratorios de determinadas poblaciones de cetáceos.
Las ballenas francas se reproducen a partir de los nueve o diez años de edad (hembras) y la duración de la gestación es en torno a un año. El intervalo entre los nacimientos son de tres a seis años. Los ballenatos miden de 4 a 4,6 m de largo al nacer y pesan alrededor de 1.400 kg.
Las poblaciones de ballenas francas del atlántico oriental desde tiempos pretéritos realizaba el siguiente recorrido;
En invierno emigraban hacia el golfo de Vizcaya costa de la Península Ibérica hasta Galicia, también a aguas situadas entre los archipiélagos de las islas Azores y Madeira y las costas del noroeste de África. Donde parían las crías y criaban a los ballenatos.
Durante el verano ascendían hacia el atlántico Norte, siguiendo la costa francesa y atlántica de Irlanda, pasando por las islas Hébridas, hacia Islandia, las islas Svalbard y las costas de Noruega donde se alimentan.
A pesar de que en un inicio los medios de para cazar a las ballenas francas fueron artesanales (chalupas y arpones), su explotación masiva, desde el siglo VIII hasta 1901, año en que se cazó la última ballena franca en Orio, provocó prácticamente su extinción.
En la Edad Media, las atalayas de los pueblos de la costa del mar Cantábrico, daban la alarma cuando las ballenas escapando de las aguas frías del mar del Norte, se acercaban a estas costas. Entonces se preparaban pinazas con 10 o 15 remeros y un arponero que clavaba el arpón en la cabeza del animal, comenzando una dura lucha hasta que el animal era vencido y se remolcaba hasta la costa. Las disputas entre pueblos costeros eran comunes en la época. Las rivalidades fueron origen de numerosos conflictos y desafíos, siendo el embrión de las actuales regatas de traineras.
Los balleneros vascos fueron los primeros en cazar comercialmente la ballena franca, que tenía la ventaja de que una vez muerta, esta no se hundía, como ocurría con otras especies. Ellos comenzaron la caza de ballenas en el golfo de Vizcaya ya en el siglo XI.
Las ballenas entraban en los meses de octubre a noviembre hacia los puntos más interiores del golfo de Vizcaya, más tarde entre diciembre y enero se desplazaban hacia alta mar y hacia el oeste, hasta llegar a las costas de Galicia en los meses de abril a mayo. En un principio, los balleneros vascos esperaban a que apareciesen ante sus puertos, pero posteriormente y ante la progresiva escasez de ballenas fueron persiguiéndolas por toda la costa cantábrica mediante una navegación de cabotaje, perfeccionando así sus técnicas.
Las ballenas fueron cazadas inicialmente por el aceite de ballena, ya que la grasa del animal, posteriormente convertida en aceite a la que se denominaba saín. Se utilizaba en el alumbrado y ardía sin desprender humo ni dar olor. También las barbas de la boca, constituían uno de los escasos materiales flexibles de la época. La carne apenas se consumía en España, pero se salaba y se vendía a los franceses. Los huesos servían como material de construcción, adorno y para la elaboración de muebles.
Posteriormente, con la aparición de métodos para la conservación de la carne, hizo que su valor como alimento aumentase, y con ello un lucrativo negocio que hizo que las capturas se incrementaran. La caza intensiva en las costas hizo que los vascos perfeccionasen sus sistemas de caza hasta lograr llegar primero al mar del Norte y progresivamente a Islandia y más tarde a las costas de Labrador y Terranova (Canadá).
La ballena franca glacial ha sufrido persecuciones debido a cuatro causas fundamentales: vivir cerca de la costa, flotar cuando está muerta, nadar despacio y poseer una capa de grasa mayor (representa el 36-45% del peso total) que ninguna otra especie.
Las principales amenazas que se ciernen actualmente sobre la especie son:
- Colisiones con buques: el 7% tiene marcas de heridas producidas por hélices de buques y en torno al 20% de la mortalidad se debe a colisiones con buques. De 45 casos de mortalidad registrados en el periodo 1970-1999, el 35,5% se debieron a colisiones con barcos (Knowlton y Kraus, 2001). La gran flotabilidad de esta especie hace difícil la inmersión como respuesta al acercamiento de un buque. Además su capacidad de maniobra durante el ascenso a la superficie es limitado (Nowacek et al., 2001).
- Tamaño reducido de población: mediante análisis de ADN se ha comprobado que la variabilidad genética es reducida, lo que sugiere que hay menores tasas de fertilidad, fecundidad y supervivencia de las crías (Schaeff et al., 1997).
- Productividad del hábitat: un estudio sugirió que la población actual puede representar la capacidad de carga del hábitat hoy en día. Lo cual parece improbable ya que no hay evidencia de cambios oceanográficos (Kraus et al., 2007).
- Ingestión de basura: cuando se alimenta en la superficie puede llegar a ingerir restos flotantes de basura (Kraus et al., 2007).
- Efecto del ruido sobre la comunicación entre las ballenas: el incremento del ruido producido por las actividades humanas es un peligro potencial para la comunicación social de las ballenas (Parks y Clark, 2007, Clark et al., 2007).
- Contaminación: se han encontrado niveles altos de PCB, seguido en importancia por DDT. (Woodley et al., 1991). Sin embargo, aunque las concentraciones de PCB aumentan con la edad en los machos, la acumulación de contaminantes en la grasa muestra variaciones que se deben a la ingestión de alimento en distintos sitios y a la eliminación de algunos contaminantes durante la disminución de lípidos en el invierno (Weisbrod et al., 2000).
En Ferrol, funcionaba durante la Edad Media el puerto ballenero de O Priorio. Localizado en la actualidad en la playa de O Porto, cerca de Cabo Prior, en un enclave situado muy cerca de donde actualmente funciona la cetárea de Covas. Próximo también de la Playa de Santa Comba.
En el siglo XII el puerto de O Priorio dependía de los monjes de Sobrado, a los que tiempo después los pescadores que recalaban en aquel muelle (normalmente vascos y franceses) debían pagar un diezmo por la captura de las ballenas.
Según el investigador José López Hermida; El Rey Sancho IV de Castilla (El Bravo), por privilegio expedido en la ciudad de Lugo en el año 1286, concedió al monasterio de Sobrado un quiñón de las ballenas que se matasen en el puerto do Priorio, en atención a que dicho pueblo pertenecía a Sobrado. Tiempo después, los privilegios sobre la caza de las ballenas les fueron usurpados a los monjes por los Andrade, que siguieron cobrando el diezmo. Y ya pasado el siglo XVII, la pesca de estos colosos de los mares se extinguió en Covas debido a la sobrepesca.
También en la playa de Bares (Estaca de Bares) se encontró una gran cantidad de restos de cetáceos del siglo XIII, época en la que la caza de ballenas se generalizó en el litoral cantábrico y que convirtió a Bares en un puerto refugio para los barcos balleneros. En el siglo XVII se utilizaba la isla Coelleira como atalaya en la pesca de ballenas, sobre todo por pescadores vascos, hasta que el obispado de Mondoñedo lo prohibió.
El paso invernal frente a la costa gallega se daba desde finales de octubre o principios de noviembre hasta finales de febrero o principios de marzo. En cuanto a las especies capturadas, el principal objetivo de los marineros gallegos era la ballena franca, aunque también cazaban ocasionalmente el cachalote y el jibarte (ballena jorobada). Galicia y todo el Cantábrico eran las zonas de invernada o paso costero de mayor intensidad. La ballena franca era la que más se aproximaba a las costas, la más lenta nadando y la que tenía una mayor capa de grasa, lo que permitía una mayor flotabilidad del cetáceo una vez muerto.
ENLACES:
- Ballena franca glacial
- Balleneros vascos
- Piojos de las ballenas (Cyamidae)
- Isla Coelleira
- Estaca de Bares
- Porto da Cova
- Por tierras de Cabo Prioriño
- Cabo Ortegal y os Aguillons
- Faro de Cabo Prior
- Playa de Santa Comba
- RÍA DE FERROL (historia)
- Pesca de ballenas en Galicia
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