Paisajes muy propicios para tomar conciencia de lo diminutos que somos.
Los desniveles son brutales, pero siempre verdes, tierra fértil para la buscadísima "herba de namorar".
Por ahí abajo solamente galopan los caballos salvajes, de pura raza gallega (una especie muy valiente de Ponis)
Garita Herbeira, antiguo refugio de vigías del ejercito español que mantenian controlados y localizados a los potenciales invasores de la Patria, los cuales se esperaba que atacaran por el mar en algún punto de la costa.
Los ocasos en este lugar llegan a ser espectaculares, incluso se puede llegar a contemplar la curvatura del globo terráqueo, ya que no se divisa límite alguno, tan solo océano en todas las direcciones.